Hoy vais a conocer de una vez por todas vez la 4ª Revolución Industrial

  Me acuerdo que entré en el MOSI (el Museo de Industria y Ciencia de Manchester) con la misma ilusión que un niño pequeño entra en una juguetería. Intuía que algo podía haber en aquel sitio por lo que merecía la pena enfrentarse a los - 2 ºC que hacía aquella mañana del mes de enero. Y no me equivoqué en absoluto, porque lo que encontré no fue simplemente un museo. Os aseguro que en aquel sitio casi me sentí como en un lugar sagrado para la historia del Hombre.
 
  En serio, no os exagero ni me dejo llevar por la pasión, si os digo que en el MOSI están las máquinas que cambiaron para siempre la faz de la Tierra. Por eso cuando me vi frente a ellas, casi se me saltan las lágrimas de la emoción. Al igual que un cristiano en el Vaticano o un musulmán en la Meca. Así es como me sentía yo cuando tuve enfrente mía nada menos que a la Spinning Mule.
  Recuerdo la gran sala donde estaban aquellas máquinas como la nave de una catedral donde se rindiese devoción a unas reliquias sagradas. Allí estaban ellas, las principales máquinas de la I Revolución Industrial. Calladas pero perfectamente engrasadas y mantenidas, tanto así, que las ponen a funcionar para los visitantes todas las semanas.
  Como nobles y respetables ancianas, que después de toda una vida de trabajo descansan en un butacón; limpias, cuidadas y oliendo a suave crema hidratante. Bueno, en el caso de las máquinas, desprendiendo una leve fragancia a aceite y brillando de limpias que las tenían. Señal de que los responsables del MOSI saben muy bien lo que conservan. Porque no son simples cacharros, son el principio de una nueva Era que nació con ellas. Ya que para bien o para mal, después del momentum que fue la I Revolución Industrial, ya nada volvería jamás a ser lo mismo en cuanto a la organización de las sociedades humanas.
  En los últimos dos siglos la vida de las personas ha cambiado más que en los últimos cinco mil años. Hemos pasado de ser una especie más, vulnerable al deseo de una naturaleza siempre cambiante y hostil, a ser nosotros quienes imponemos las reglas y modelamos el planeta a nuestro antojo.
  Eso sí, no todo ha sido positivo. En apenas cien años han desaparecido el mismo número de especies animales que en los últimos diez mil. Es decir, lo que la selección natural lleva haciendo desde el Neolítico hasta ahora, lo ha hecho los efectos de la contaminación industrial en apenas un centenar de años.
 
  Pero evidentemente es ridículo negar que el saldo del gigantesco salto ha traído una realidad muchísimo más positiva y esperanzadora. Aunque los beneficios, estamos de acuerdo, en que no se han repartido de forma equitativa.


  Aún así, la industria ha hecho posible una mejora de las condiciones de vida, nos ha aportado mucha más seguridad y estabilidad a nuestras sociedades; y lo que es mucho más trascendental, ha creado una nueva realidad donde los límites de nuestras esperanzas están hasta donde llegan los topes de inversión en I+D+I de las grandes compañías del mundo .
  Sería estúpido tener nostalgia por aquellos tiempos donde un hombre, para arar una hectárea de tierra, tenía que partirse la espalda con un arado romano, y ya fuese currando a 40ºC en la sombra o con la cara congelada a -4ºC.
  
  Mejor con un tractor, es evidente, ¿verdad?.
  
  Bueno, hasta aquí estoy seguro que estamos de acuerdo. Sobre todo porque todos hemos nacido entre la II y la III Revolución Industrial, por lo que nuestra vida, desde antes de nacer, ya estaba ligada a las máquinas.
  Pero creo que lo que se nos viene ahora encima va a ser más difícil de asimilar. Porque se trata de un tren bala que viene directo hacia nosotros mientras esperamos de pie y vueltos de espaldas a él, distribuidos como si fuésemos bolos a lo largo de toda la vía.

¿Cuánto falta para que pase ese tren?
  Aunque no lo escuches, ya están vibrando las vías. Ya se escucha, aunque con un leve siseo, el siniestro ruido de la electricidad atravesando la catenaria. Si no habéis empezado a reaccionar, os queda poquísimo tiempo. Porque el tren no viene a vapor, viene por fibra óptica y se llama: 
4ª Revolución Industrial .
 


  En 2020 un 45% de los profesionales serán trabajadores del conocimiento y la innovación. De aquí a la fecha, es decir, en los próximos cuatro años, los efectos de la digitalización destruirá más de 7 millones de empleos en todo el mundo a la vez que se crearán 2 millones de empleos nuevos. Sí, habéis hecho bien la cuenta: faltan 5 millones de personas a las que reubicar.
 ¿Esto es justo o injusto? Depende de cómo se enfoque. El cambio en sí, es decir, el avance tecnológico, no es justo ni injusto. Simplemente es. Como la propia naturaleza y su constante cambio.
  En lo que sí tenemos derecho a sentirnos indignados, es en el hecho de que nadie nos hable de ello y vivamos de espaldas al tren que nos está a punto de arrollar.

¿Hacia dónde va ese tren?
  Al principio os hablaba de las máquinas del MOSI como el punto de partida donde nació la Era Industrial. Pues si queréis conocer el ejemplo más paradigmático de como será exactamente la Era Digital: observad la fábrica de Siemens en Amberg (Baviera), porque se trata de la fábrica más inteligente y eficiente del mundoSus trabajadores tienen un perfil muy cualificado y el 75% de los procesos están automatizados. En vez de realizar trabajos mecánicos, los empleados se encargan de programar, enseñar y vigilar a las máquinas. El márgen de error en esta factoría es del 0,001 % . Dicen que dentro de poco sus ingenieros lograrán que sean del 0% .
  Ahora mismo la industria más innovadora está mirando hacia esta fábrica como el ejemplo a seguir, ya que la idea es transformar las factorías y convertirlas en “ fábricas inteligentes”“smart factories” para que la industria global tenga una mayor adaptabilidad al mercado y sea mucho más eficiente.
 

  Esto está ligado al proceso titánico ya en marcha de interconexión digital de objetos cotidianos con Internet, o lo que se conoce como “ Internet de las cosas”. El objetivo es codificar de 50 a 100.000 billones de objetos y monitorizarlos para extraer todo dato útil que puedan ofrecer.
  ¿Os dais cuenta de las infinitas posibilidades de esto? Si ahora mismo una persona que consigue una conexión a Internet tiene una herramienta que puede cambiarle la vida, ¿cómo cambiará el mundo cuando todo esté conectado a la Red?.
  Esta maraña gigantesca de interconexiones dará lugar a un aluvión de datos útiles que se conocen como “Big Data”. Dichos datos serán muy pronto el petróleo de la economía globalservirán para miles de utilidades que irán desde predecir un tsunami, evitar un incendio, reducir los accidentes de tráfico, anticipar una burbuja en un sector económico o dotar de inteligencia a toda tu casa, pasando desde un enchufe hasta una cuchara.

¿Cómo montarnos en el tren?
  Bueno hasta aquí el relato descriptivo de como será la Era Digital, en la que ya tenemos un pie dentro, suena fenomenal, ¿verdad que sí?. Ahora vienen los retos que vamos a tener que encarar si queremos montarnos en este tren del que os hablo.
  ¿Qué tipo de profesional demanda esta nueva era? Para empezar, alguien con habilidades únicas y el talento para ponerlas en valor. Alguien apasionado por su tarea, motivado por proyectos y objetivos concretos y con capacidad para crear valor a cualquier organización y permitirle competir y crecer en el entorno digital.
  Debéis tener claro de que todo empleado que desarrolle una tarea de forma que pueda ser sustituido por una máquina: será sustituido por una máquina.
 
  
  Por ello, en el nuevo escenario al que nos enfrentamos, se exigirá a las personas que sean capaces de sacar aquello que les hace únicos, aquello que de verdad les confiere valor como seres humanos y también como profesionales. Y lo que es mucho más difícil, el objetivo final es que consigamos ponerlo en valor en el mercado laboral de forma que seamos profesionales de alto valor añadido .
  ¿Esto es posible o la digitalización llevará a las personas hacia un auténtico precipicio donde una minoría encontrará felizmente su lugar en el sistema mientras una gran mayoría se quedará flotando en el limbo? Pues depende de como respondan los distintos sistemas políticos y las sociedades. El reto está en nosotros. Todos nosotros. Desde los ministerios de un gobierno hasta las asociaciones vecinales o de padres de alumnos.

¿Y qué hace falta para que la digitalización nos afecte de forma positiva?:
  1- Lo primero es un sistema educativo en sintonía con la 4ª R. Industrial. Esto se traduce en reformar desde las enseñanzas universitarias hasta la formación profesional para que respondan a lo que el mercado necesita. ¡Pero cuidado! Ni estoy hablando de eliminar los conocimientos humanísticos (nunca han hecho tanta falta como ahora) ni de coquetear con la privatización de la educación. Hablo de diseñar planes educativos y pedagogías que sean capaces de crear profesionales altamente competitivos .
  2- Una verdadera filosofía de transformación (no sólo de asimilación) de los procesos productivos en todos los sectores. Se trata de mirar hacia nuestras empresas, organizaciones y, sobre todo, hacia nosotros mismos, para valorar si operamos y pensamos de acuerdo al mundo digital en el que vivimos.
  3- Los políticos deben abordar la 4ª R. Industrial como el tema central de todo país, las formas políticas actuales legislan con mentalidad cortoplacista e ideologizada, y además evitan por todos los medios transmitir a la sociedad de forma franca y cruda los grandes retos de la realidad en la que vivimos.
  4-  Reindustrialización del país. El peso de la industria en el PIB español ha caído durante la crisis del 39% al 14%, mientras que la media en Europa es del 20%. Por ello es vital invertir mucho más en I+D+I (ahora sólo es del 1 ,3%) . También es vital aumentar la productividad (uno de nuestros males endémicos), renovar las fábricas y apostar fuertemente por la formación profesional para formar a profesionales altamente cualificados que respondan perfectamente a las exigencias de la industria española más innovadora.

¿Qué opino yo sobre la 4ª Revolución Industrial?
  Lo cierto es que, lo que yo, o cualquiera de vosotros opine importa más bien poco, por no decir nada. Comprendo el momento shock que uno experimenta al ver el precipicio al que nos asomamos. Pero más nos vale pasar esa fase, y también la de negación, y empezar a responder ante el desafío cuanto antes. Porque este tren digital no lo ha diseñado ningún dirigente político ni mucho menos se alimenta de tal o cual ideología. Se trata del progreso, imparable y demoledor como siempre ha sido.    
  Así que tenemos dos opciones: o quedarnos sentados en la vía hasta que nos arrolle el tren, o levantarnos y luchar por subirnos a él. Yo creo, con total sinceridad, de que estamos ante las puertas de un nuevo Renacimiento. Llamadlo Renacimiento Digital o como os de la gana. El caso es que esto que estamos viviendo, si la sociedad lo sabe encarar, va a ayudar a conferir muchísimo más valor a cada ser humano.
  Pero para ello necesitamos que la clase política sepa priorizar y poner este reto en el primer orden de cosas. Luego que existan grandes líderes y comunicadores que sepan transferir el fenómeno a la sociedad; y por último, que todo el sistema evolucione de dentro a afuera para que la 4ª R. Industrial sea el mayor avance jamás vivido en la Historia, y no un puñetazo más en el estómago de la inmensa mayoría de la población española que lo está pasando muy mal por la crisis.
                                                                                                            @JLScott5

Comentarios

  1. He leído tu entrada, y no se si ha sido por mi estado anímico actual, pero me ha entrado un agobio impresionante y, por qué no decirlo, también miedo. Miedo porque es innegable que todo lo que tú dices es positivo, es decir, la digitalización y la profesionalización de los trabajadores, etc., pero yo creo que también esconde mucho de negativo y será que, como dice mi hermano, yo soy un agujero negro, pero lo negativo me preocupa profundamente.

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  2. ¡Hola Alejandra! Bueno, primero de todo, gracias por leerte mi artículo y comentar. Pues la verdad es que a mí el tema me causa tanta ilusión como vértigo. De todos modos, lo que más me preocupa de todo, es lo poco que se escucha hablar de este tema en los medios de comunicación. Creo que falta muuucha información. ¡Un saludo!

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