5 claves para comprender el cubo de Rubik

1 - ¿En qué situación estamos?
  ¿Cómo podríamos resumir el panorama al que nos enfrentamos las democracias occidentales respecto a la amenaza yihadista? Complejísimo ¿verdad?, yo he intentado anotar unas cuantas claves que quizás os puedan resultar útiles:
  • Fracaso generalizado de estados autoritarios árabes + auge del yihadismo + estrategia equivocada por parte de Occidente en el comienzo de la Guerra de Siria + difícil equilibrio de fuerzas por parte de las distintas potencias en Oriente Medio.
  • Siria es un país aniquilado. El ISIS sufre la acción bélica, tanto terrestre como aérea, pero sin una intervención de la Coalición Internacional es muy difícil que se termine por derrocar al Estado Islámico.
  • Las medidas de estrangulamiento (a la financiación y el suministro de armas) son complejas de llevar a cabo, aunque sin lugar a dudas son indispensables para combatir de forma eficaz el poder de DAESH.
  • La Guerra de Siria no es solo una guerra civil, es una guerra mundial en miniatura si atendemos a el apoyo por parte de Irán (hacia el gobierno de Bashar Al Asad) y de Arabia Saudí (a los yihadistas). Ya que ambas son potencias con ambiciones hegemónicas en Oriente Medio.
  • En Occidente hablamos de paz, en Oriente Medio la población afectada (tanto por los bombardeos del ejército sirio como por las atrocidades de ISIS) piensan más bien en venganza. Y así seguirá siendo aunque se consiga acabar con el DAESH.
2 - ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
  • Mapa del conflicto
    El anuncio de la invasión norteamericana de Irak supuso un auténtico ataque cardiaco a toda la intelectualidad con un mínimo de cordura, al ser todos conscientes de lo que quedaba por venir. Por eso, aquel “No a la Guerra” tenía un significado muy distinto al que hoy pueda tener. Todavía no había ninguna guerra iniciada, pero ahora ya estamos en ella, lo queramos nosotros o no.
  • Los líderes que encabezaron la invasión de Irak actuaron con una infame ceguera política. Pero mucho me temo que ahora la ciudadanía emite opiniones, al menos desde mi punto de vista, llevadas por una atrofiada capacidad de análisis, unido a una especie de tendencia de opinión contraria a la guerra. Lo que se resume en una mentalidad generalizada excesivamente influenciada por el buenismo, el complejo occidental-postcolonialista y la más evidente visión distorsionada de la realidad de los países en conflicto y todos los intereses geopolíticos que orbitan sobre ellos.
  • En artículos anteriores, ya reflexioné sobre los grandes desastres cometidos por los aliados, pero quizás la respuesta de gran parte de la ciudadanía a los atentados de París, me lleva a sentir una gran perplejidad ante tal infantilismo, relativismo; cuando no una innegable hipocresía.
Rebelde sirio
  No hay mejor forma de entender la situación geoestratégica de Oriente Medio, que a través de la imagen de un cubo de Rubik. Todos hemos jugado alguna vez con uno, intentando que los cuatro lados quedaran del mismo color, y seguro que habéis sentido la misma frustración que yo al ser testigos de como, cuando ya habíamos finalizado un lado, un solo movimiento absolutamente necesario para avanzar, daba al traste con todo el trabajo previo.
  
  A priori, en Europa tenemos la idea de que toda la que se ha liado es por nuestra culpa, primero por los efectos de nuestro intervencionismo, y luego por la propia deriva que el sistema capitalista-imperialista (con EE.UU como cabeza tractora) causa en las regiones donde existe el azote de la yihad.
  ¿Esto es verdad? Esto es tan solo una parte de la verdad. Es cierto que nosotros hemos actuado por intereses (a veces con estrategias erróneas, como armar a los rebeldes de Siria), pero lo que la ciudadanía no termina de apreciar en toda su dimensión, es que todas las potencias (independientemente de ideologías o religiones) han actuado igual, o al menos hasta donde han podido.
  En relaciones internacionales no existe la moral, ni los credos, ni las ideas; solo existe el dinero y la necesidad vital de poder y proyección de ramificaciones que sirvan de salvaguarda para los intereses geoeconómicos.
  Occidente defiende sus intereses, a veces, con prácticas de dudosa moralidad, y en ocasiones con un corazón tan frío como la escarcha. En esto estoy totalmente de acuerdo. Pero es así como actúan todas las áreas económicas y políticas del mundo. No es que nosotros seamos los malos en un mundo donde todo es filantropía, es que las relaciones internacionales no tienen corazón ni alma.
  Además, el mapa de Oriente Medio es un delicado equilibrio de fuerzas, donde una pieza no se mueve sin que dañe el encaje de otra. Por tanto, cuadrar por completo el cubo de Rubik, es casi como hallar la cuadratura del círculo.
  Esta realidad - que además, es la REALIDAD - es bastante ignorada por el grueso de la ciudadanía. El hombre occidental decide a golpe de tendencia, y la que domina ahora mismo es el “No a la guerra” y el sentimiento de perpetua autoculpabilidad.

3 - El cubo de Rubik: esta parte os la he decidido explicar a través de una presentación Prezi, aquí tenéis el enlace  
http://prezi.com/jalkjgjl-bno/?utm_campaign=share&utm_medium=copy


4 - ¿Qué defendemos y por qué?

  No sabemos quienes somos hasta que tomamos conciencia contra quienes estamos. Esta frase es esencial para entender el momento que vive Europa, porque la yihad no es una guerra de religión, ni un intento de conquista política, ni una venganza por nuestros errores cometidos en sus países.
  La yihad es una ideología refugio ante la quiebra de los estados árabes a la hora de garantizar la paz social y unas condiciones de vida dignas, es el rechazo de sistemas modernos para volver a la “ley” sagrada de la sharia, que para los islamistas es la única ley imaginable.
  Pero además, es un ataque directo a nuestro modelo de vida occidental basado en la libertad, la igualdad y la tolerancia.
  Europa es el área del mundo con más derechos y libertades garantizadas para la ciudadanía, es el espacio de todo el planeta donde una persona tiene más valor. Jamás existió algo en la Historia como la Europa actual, donde cualquier persona desde que nace tiene una dignidad protegida, independientemente de sexo, raza, religión o etnia.
  ¿Qué pasa? ¿Qué aquí todo es bonito? Por supuesto que no. Tenemos nuestras contradicciones morales, nuestras miserias y nuestras cloacas. Exactamente igual que cualquier otra región cultural del mundo.
  Os aseguro, que en algún momento de su desarrollo, toda civilización tiene su propia “Guerra de Irak”, su propio “Guantánamo”, su “foto de las Azores” o su José Couso asesinado por la mano de un vil esbirro norteamericano.
  Pero a pesar de nuestras miserias morales, Occidente es un modelo de sociedad por el que merece la pena luchar. Por supuesto ojalá pudiese ser siempre de forma pacífica y positiva para todos.

5 - ¿Qué podemos hacer?

 
Niños afectados por los atroces bombardeos del ejército sirio
  Una cosa está clara, aquí no se trata de querer o no querer la guerra: en la guerra ya estamos, queramos o no. Quizás vosotros no tengáis a nadie por enemigo, pero os aseguro que eso no os libra de ser objetivo de la yihad. El asunto es qué estrategia utilizar para luchar contra el terrorismo.
  Estamos ante una situación de gran complejidad, en la que no vamos a poder defender nuestros derechos si no existe visión y unión. La guerra tiene distintos frentes que requieren de igual atención, por ello el abanico de soluciones pasa por la actuación política, policial, ideológica, financiera y también militar.
  La diana de nuestra ofensiva debe ser estrangular la financiación de DAESH. Esta proviene, sobre todo, del contrabando de petróleo extraído en el Califato Islámico, y se dice que comprado por Turquía, China o Rusia.
  Otra fuente de ingresos son los impuestos que ISIS cobra a comerciantes y transportistas, los aportes de potencias extranjeras (¿verdad, Arabia Saudí?), así como el tráfico de obras de arte robadas o el pago por rescates.
 
El estado de muchas ciudades sirias es como si les hubiese llovido ácido durante meses
  
  Los bombardeos le hacen bastante daño al DAESH, pero sin una intervención terrestre será imposible derrocar al Estado Islámico. El problema no es intervenir (el terreno llano de Siria junto con la absoluta superioridad militar de la Coalición, harían de la misión un éxito asegurado), el problema es que la ofensiva provocaría muchísimas muertes inocentes, producidas por el inevitable fuego de artillería pesada y bombardeos en las ciudades donde se refugian los yihadistas.
  Posguerra: Una vez derrocado el Califato Islámico (que no aniquilado el ISIS) ¿qué vendría a continuación?:  A los aliados no les quedaría más opción que pactar con el asesino de Bashar Al Asad (por cierto, con Rusia de por medio metiendo su zarpa); Los aliados tendrían que estar presentes en la posguerra al menos diez años para asegurar la estabilización de la región (con el inmenso coste financiero que supone y la muerte de nuestros soldados); habría que lidiar con la infinita sed de venganza que todos los contendientes se tienen entre sí; la idea de establecer una democracia (a lo occidental) sería no más que una quimera, y aquí viene la peliaguda clave de todo: no nos quedaría más remedio que optar por la opción más pragmática (por encima de la moral o ideológica) y apuntalar sistemas autoritarios como el sirio, el jordano o el iraní. Que a todas luces ya sabemos que a largo plazo provocan descontento en la población, con el peligro que esto conlleva, de modo que al final tendríamos la pescadilla que se muerde la cola. Apoyaríamos sistemas autoritarios para vencer la yihad, lo que tarde o temprano terminaría alimentando la propia yihad. Una locura absoluta ¿verdad?.
  
  No debemos ceder en la defensa de nuestros valores en suelo europeo, pero sin duda nuestro mejor aliado es el islam moderado. Además, es absolutamente vital dar refugio a los exiliados de la guerra, pero teniendo claro el enorme desafío que esto conlleva para Europa, hay que valorar que ahora mismo existe un gravísimo problema a la hora de generar empleo de calidad que garantice una vida digna a nuestros nuevos amigos. Y por supuesto, sabiendo como ya sabemos, que el modelo multicultural europeo es a todas luces ineficaz a la hora de conseguir la total integración. Lo que por cierto, lo mismo es hasta imposible, por mucho que queramos soñar con ello.
  Hace falta una izquierda europea más pragmática y con menos infantilismos, de igual forma necesitamos una derecha que abandone desde ya los discursos xenófobos.
  Por último, hay que tener claro, de que no se trata (por desgracia) de escoger la mejor solución, pues todas las opciones son cuanto menos horribles; poco más podemos hacer que apretar los dientes y elegir la más efectiva. Aunque no podemos saber con certeza de cuál se trata, sino tan solo valorar probabilidades. Y con todo esto, y aún si fuésemos capaces de hacer las cosas lo mejor posible, tened totalmente asegurado que el conflicto durará las próximas décadas y Siria tiene muy pocas posibilidades de ser en un futuro inmediato una región estable. Si aún queda guerra para rato, preparáos porque luego llegará lo peor. Una larga, sangrienta y tortuosa posguerra.

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