1 - ¿En qué situación
estamos?
¿Cómo podríamos
resumir el panorama al que nos enfrentamos las democracias occidentales respecto a la amenaza yihadista? Complejísimo ¿verdad?, yo he intentado anotar unas cuantas
claves que quizás os puedan resultar útiles:
- Fracaso generalizado de estados autoritarios árabes + auge del yihadismo + estrategia equivocada por parte de Occidente en el comienzo de la Guerra de Siria + difícil equilibrio de fuerzas por parte de las distintas potencias en Oriente Medio.
- Siria es un país aniquilado. El ISIS sufre la acción bélica, tanto terrestre como aérea, pero sin una intervención de la Coalición Internacional es muy difícil que se termine por derrocar al Estado Islámico.
- Las medidas de estrangulamiento (a la financiación y el suministro de armas) son complejas de llevar a cabo, aunque sin lugar a dudas son indispensables para combatir de forma eficaz el poder de DAESH.
- La Guerra de Siria no es solo una guerra civil, es una guerra mundial en miniatura si atendemos a el apoyo por parte de Irán (hacia el gobierno de Bashar Al Asad) y de Arabia Saudí (a los yihadistas). Ya que ambas son potencias con ambiciones hegemónicas en Oriente Medio.
- En Occidente hablamos de paz, en Oriente Medio la población afectada (tanto por los bombardeos del ejército sirio como por las atrocidades de ISIS) piensan más bien en venganza. Y así seguirá siendo aunque se consiga acabar con el DAESH.
2 - ¿Cómo hemos
llegado hasta aquí?
Mapa del conflicto - Los líderes que encabezaron la invasión de Irak actuaron con una infame ceguera política. Pero mucho me temo que ahora la ciudadanía emite opiniones, al menos desde mi punto de vista, llevadas por una atrofiada capacidad de análisis, unido a una especie de tendencia de opinión contraria a la guerra. Lo que se resume en una mentalidad generalizada excesivamente influenciada por el buenismo, el complejo occidental-postcolonialista y la más evidente visión distorsionada de la realidad de los países en conflicto y todos los intereses geopolíticos que orbitan sobre ellos.
- En artículos anteriores, ya reflexioné sobre los grandes desastres cometidos por los aliados, pero quizás la respuesta de gran parte de la ciudadanía a los atentados de París, me lleva a sentir una gran perplejidad ante tal infantilismo, relativismo; cuando no una innegable hipocresía.
Rebelde sirio |
¿Esto es verdad?
Esto es tan solo una
parte de la verdad.
Es cierto que nosotros hemos actuado por intereses
(a veces con estrategias erróneas, como armar a los rebeldes de
Siria), pero lo que la ciudadanía no termina de apreciar en toda su
dimensión, es que todas las potencias (independientemente de
ideologías o religiones) han actuado igual, o al menos hasta donde
han podido.
En relaciones
internacionales
no existe la moral, ni los credos, ni las ideas; solo existe el
dinero
y
la necesidad
vital de poder
y proyección de ramificaciones que sirvan de salvaguarda para los
intereses geoeconómicos.
Occidente defiende
sus intereses, a veces, con prácticas de dudosa moralidad, y en
ocasiones con un corazón tan frío como la escarcha. En esto estoy
totalmente de acuerdo. Pero es
así como actúan todas las áreas económicas y políticas del
mundo.
No es que nosotros seamos los malos en un mundo donde todo es
filantropía, es que las
relaciones internacionales no tienen corazón ni alma.
Además, el mapa
de Oriente Medio es un delicado
equilibrio de fuerzas,
donde una pieza no se mueve sin que dañe el encaje de otra. Por
tanto, cuadrar por completo el cubo de Rubik, es casi como hallar la
cuadratura del círculo.
Esta realidad -
que además, es la REALIDAD - es bastante ignorada por el grueso de
la ciudadanía. El
hombre occidental decide a golpe de tendencia,
y la que domina ahora mismo es el “No a la guerra” y el
sentimiento
de perpetua autoculpabilidad.
3 - El cubo de Rubik: esta parte os la he decidido explicar a través de una presentación Prezi, aquí tenéis el enlace
http://prezi.com/jalkjgjl-bno/?utm_campaign=share&utm_medium=copy
http://prezi.com/jalkjgjl-bno/?utm_campaign=share&utm_medium=copy
4 - ¿Qué defendemos y
por qué?
No sabemos quienes
somos hasta que tomamos conciencia contra quienes estamos. Esta
frase es esencial para entender el momento que vive Europa, porque la
yihad no es una guerra de religión, ni un intento de conquista
política, ni una venganza por nuestros errores cometidos en sus
países.
La yihad
es una ideología
refugio ante la quiebra de los estados árabes
a la hora de garantizar la paz social y unas condiciones de vida
dignas, es el rechazo de sistemas modernos para volver a la “ley”
sagrada de la sharia,
que para los islamistas es la única ley imaginable.
Pero además, es
un ataque
directo a nuestro modelo de vida
occidental basado en la libertad, la igualdad y la tolerancia.
Europa es el
área del mundo con más derechos y libertades garantizadas para la
ciudadanía,
es el espacio de todo el planeta donde una persona tiene más valor.
Jamás existió algo en la Historia como la Europa actual, donde
cualquier persona desde que nace tiene una dignidad protegida,
independientemente de sexo, raza, religión o etnia.
¿Qué pasa? ¿Qué
aquí todo es bonito? Por supuesto que no. Tenemos
nuestras contradicciones morales, nuestras miserias y nuestras
cloacas.
Exactamente igual que cualquier otra región cultural del mundo.
Os aseguro, que en algún momento de su desarrollo, toda civilización tiene su propia “Guerra de
Irak”, su propio “Guantánamo”, su “foto de las Azores” o
su José Couso asesinado por la mano de un vil esbirro
norteamericano.
Pero a pesar de
nuestras miserias morales, Occidente
es un modelo de sociedad por el que merece la pena luchar.
Por supuesto ojalá pudiese ser siempre de forma pacífica y positiva
para todos.
5 - ¿Qué podemos
hacer?
Niños afectados por los atroces bombardeos del ejército sirio |
Estamos ante una
situación de gran complejidad, en la que no vamos a poder defender
nuestros derechos si no existe visión
y unión.
La guerra tiene distintos
frentes
que requieren de igual atención, por ello el abanico de soluciones
pasa por la actuación política, policial, ideológica, financiera
y también militar.
La diana de
nuestra ofensiva debe ser estrangular
la financiación de DAESH.
Esta proviene, sobre todo, del contrabando de petróleo extraído en
el Califato Islámico, y se dice que comprado por Turquía, China o
Rusia.
Otra fuente de
ingresos son los impuestos que ISIS cobra a comerciantes y
transportistas, los aportes de potencias extranjeras (¿verdad,
Arabia Saudí?), así como el tráfico de obras de arte robadas o el
pago por rescates.
El estado de muchas ciudades sirias es como si les hubiese llovido ácido durante meses |
Los bombardeos le hacen bastante daño al DAESH, pero sin una intervención terrestre será imposible derrocar al Estado Islámico. El problema no es intervenir (el terreno llano de Siria junto con la absoluta superioridad militar de la Coalición, harían de la misión un éxito asegurado), el problema es que la ofensiva provocaría muchísimas muertes inocentes, producidas por el inevitable fuego de artillería pesada y bombardeos en las ciudades donde se refugian los yihadistas.
Posguerra: Una
vez derrocado el Califato Islámico (que no aniquilado el ISIS) ¿qué
vendría a continuación?: 1º
A los aliados no les quedaría más opción que pactar
con el asesino de Bashar Al Asad (por cierto, con Rusia de por medio
metiendo su zarpa); 2º
Los aliados tendrían que estar
presentes en la posguerra al
menos diez años para asegurar la estabilización de la región (con
el inmenso coste financiero que supone y la muerte de nuestros
soldados); 3º
habría que lidiar con la infinita
sed de venganza
que todos los contendientes se tienen entre sí; 4º
la idea de establecer una democracia
(a lo occidental) sería no más que una quimera, y aquí viene la
peliaguda clave de todo: 5º
no nos quedaría más remedio que optar por la opción más
pragmática (por encima de la moral o ideológica) y apuntalar
sistemas autoritarios
como el sirio, el jordano o el iraní. Que a todas luces ya sabemos
que a largo plazo provocan descontento en la población, con el
peligro que esto conlleva, de modo que al final tendríamos la
pescadilla que se muerde la cola. Apoyaríamos sistemas autoritarios
para vencer la yihad, lo que tarde o temprano terminaría alimentando
la propia yihad. Una locura absoluta ¿verdad?.
No debemos ceder
en la defensa
de nuestros valores en suelo europeo,
pero sin duda nuestro mejor aliado es el islam
moderado.
Además, es absolutamente vital dar
refugio a los exiliados de la guerra,
pero teniendo claro el
enorme desafío
que esto conlleva para Europa, hay que valorar que ahora mismo
existe un gravísimo problema a la hora de generar empleo de calidad
que garantice una vida digna a nuestros nuevos amigos. Y por
supuesto, sabiendo como ya sabemos, que el modelo
multicultural europeo
es a todas luces ineficaz a la hora de conseguir la total
integración. Lo que por cierto, lo mismo es hasta imposible, por
mucho que queramos soñar con ello.
Hace falta una
izquierda europea más
pragmática y con menos infantilismos, de igual forma necesitamos una
derecha
que abandone desde ya los discursos xenófobos.
Por
último, hay que tener claro, de que no
se trata (por desgracia) de escoger la mejor solución,
pues todas las opciones son cuanto menos horribles; poco más podemos
hacer que apretar los dientes y elegir
la más efectiva.
Aunque no podemos saber con certeza de cuál se trata, sino tan solo
valorar probabilidades. Y con todo esto, y aún si fuésemos capaces
de hacer las cosas lo mejor posible, tened totalmente asegurado que
el
conflicto durará las próximas décadas
y
Siria tiene muy pocas posibilidades de ser en un futuro inmediato una
región estable.
Si aún queda guerra para rato, preparáos porque luego llegará lo
peor. Una larga, sangrienta y tortuosa posguerra.
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