10 pasos a seguir para demoler el sistema educativo

  Ya está aquí la vuelta al cole. Sí, ya sabéis, lo de siempre: “Volveeer a empezaaar, otra veez”. Y toda esa mierda.
  Volver a los mismos institutos donde profes y alumnos se cruzan las caras con gesto de resignación e incomprensión. Volver a las aulas donde se sientan los chavales con ganas de salir pitando y no mirar para atrás. Volver a los  mismos métodos herrumbrosos de siempre, a las mismas dinámicas educativas que una y otra vez se estampan de absurdas que son; volver al error, en definitiva. Al persistente y casi blindado error, que parece hubiese infectado todo el sistema educativo como un potentísimo e invencible virus.
  Pues sin tener ni puñetera idea de educación, pero habiendo probado una a una todas las carencias del sistema educativo, me he atrevido a redactar diez consejos o directrices que podrían cambiar sin duda los grandes fallos que existen. Y digo yo, que si un tío normalito sin tener estudios superiores sobre pedagogía ni nada que se le parezca, observa y detecta fallos  a arreglar en la educación española, que sin duda podrían cambiar por completo, no ya el propio sistema en sí, sino a la larga a todo un país, ¿A qué juegan las autoridades del Ministerio de Educación? ¿En qué piensan profes, jefes de estudios, directores y padres?.

1- Formación de los profesores y equipos directivos.
  De todos los docentes por los que habéis pasado, ¿cuántos de ellos recordáis como buenos profesores?, y lo que es más difícil aún, ¿cuántos de ellos recordáis como educadores que os cambiaron vuestra forma de veros a vosotros y entender la vida?. Por decirlo de una forma romántica, ¿cuántos profes como el del "Club de los Poetas Muertos" os habéis cruzado a lo largo de vuestra vida?.
  Pocos, ¿verdad?, muy pocos. Los profes es lo primero que falla, ya que les faltan formación para responder a las necesidades de destrezas pedagógicas actuales. Esto no lo digo yo, esto lo dice José Antonio Marina, quien creo que sabe “algo” sobre el tema.
  Pero más allá de las carencias formativas, quizás el verdadero drama está en que existen dos tercios de docentes sin el más mínimo interés por su profesión, más allá de ser el medio a través del cual se ganan el pan. Tanto, creo yo, que si fuera por ellos, bien podría salir el instituto donde trabajan ardiendo con todos los alumnos dentro.
  Tenemos, pues, muchísimos equipos docentes con personas que nunca jamás debieron ser profesores, porque no sirven para educar, no tienen lo que se debe tener para ser capaz de cambiar la trayectoria vital de un chaval de quince años y conseguir convertirlo en un hombre.
 
2-Pragmatismo e idealismo.
  Hace tiempo que se viene dando un debate estúpido y analfabeto acerca de hacia dónde debe pendular los contenidos educativos para un uso más útil del alumnado: hay una gran masa que apuestan por conocimientos más técnicos y pragmáticos, tales como matemáticas, ciencias, economía, física, etc. Sin embargo, hay mucha gente que sigue defendiendo los contenidos puramente humanísticos, como la Cultura Clásica, la Historia, Literatura o Filosofía.
  La gente que desprecia la impartición de materias humanísticas lo hacen con la proclama de que hay que formar a los chavales para el mundo de hoy día. Por ello, asignaturas como Filosofía son vistas con absoluto desinterés, por no decir con hasta casi desprecio.
  La siguiente idea de nuevo la tomo prestada, esta vez de la que ahora mismo es una de las universidades más prestigiosas de Reino Unido: London School of Economics and Political Sciencie. Ellos tienen como punto de partida un modelo que es una mezcla perfecta de idealismo y pragmatismo, lo cual desde mi punto de vista, es una visión de absoluta lógica. Sino perfecta, yo diría que se le acerca mucho. La educación debe estar encaminada a que cada chaval saque el máximo potencial a su talento y gane pasta posicionándose en un buen puesto de trabajo. Ahora, eso sí, el paso por la facultad deja una clara impronta de visión idealista en los alumnos. Ya que todos, de un modo u otro, tienen en mente cómo podrían mejorar el mundo a través de su trabajo. Y esto se consigue dotando a los alumnos de una bien perfilada educación técnica pero a la vez humanística.

3- Cultura del esfuerzo y el sacrificio.
 Esto es fácil, aquí ocurre lo mismo como cuando alguien se apunta a un gimnasio. Si se apunta pensando desde el primer día en conseguir sus objetivos con el mínimo esfuerzo y lo antes posible: es casi seguro que se terminará aburriendo. Pero  si encuentra en el esfuerzo una forma de sentirse bien, de autoafirmarse y de adquirir sentido y seguridad en su vida; está claro que tiene muchas probabilidades de durar hasta alcanzar sus objetivos.
  Pues en un instituto ocurre lo mismo. El problema es que los chavales solo ven la parte bonita de la gente exitosa: el lujo, la fiesta, los coches caros, la ropa de marca, el glamour o el poder. Pero no entienden que, si verdaderamente se trata de alguien de talento y mérito, todo ese mundo tan top en el que vive esconde un sinfín de sacrificios y esfuerzos.
  Por tanto, a los jóvenes no hay que preguntarles únicamente a dónde quieren llegar, sino cuánto están dispuestos a sacrificar y hasta dónde se van a esforzar.

4- Saber vender y venderse.
  España es un país que le ocurre algo francamente curioso: somos gente de un gran talento con muchísimo mérito a la hora de ejecutar todo tipo de trabajos, pero somos un pueblo que no sabe venderse ni como país ni a nivel individual.
  La gente debe tener claro que lo importante no es lo que sepas o el talento que posees: lo francamente trascendental es si sabes transmitir al tipo que tienes delante aquello que quieres vender.
  Es muy necesario que en la secundaria se enseñe a saber hablar en público, a crear un discurso o diseñar una presentación efectiva. Al igual como enfatizar muchísimo en la necesidad de que cada chaval apueste por ir construyendo su propia marca personal.

5- Estudio y curiosidad no como medio sino como fín.
 
Cuando pensamos en el verbo “estudiar” nos vemos sentados frente a un batiburrillo de libros, apuntes y notas bajo la luz de un flexo, con el único objetivo de que toda esa pléyade de contenidos dispares entren en nuestro tarro y se queden ahí hasta el día del examen, momento en que vomitaremos todo y según como de bien regurgitemos nos veremos puntuados del uno al diez. Punto. Eso es estudiar, se supone.
  Pues no, estudiar no es únicamente memorizar. Se trata más bien de encontrar preguntas y diseñar sus respuestas, se trata de pensar y desarrollar ideas. Se trata de resolver problemas haciendo uso de nuestro talento. Y para ello es vital inculcar el hábito de la reflexión, el análisis y el debate.
  Nada parecido a la dinámica utilizada en las aulas, basada en “yo hablo” y “tú me escuchas” mientras estás sentadito durante seis horas todos los días con la única preocupación de aprobar un examen, y no realmente de aprender y saber interpretar mejor el mundo que nos rodea.

6- Un aula llena de tablets.
  Cada vez que veo uno de esos anuncios de institutos privados, donde se ven a unos chavales sonrientes y aplicados estudiando con una tablet, lo cierto, es que yo por defecto, me suelo echar a temblar.
  Porque sé por donde vienen los tiros. Sé que muchos padres se han preocupado de saber de educación lo que yo de ingeniería nuclear. Por eso la imagen de un aula con tablets ya les resulta motivo suficiente para confiar en el instituto en cuestión, y tener la certeza absoluta, solo con dicha imagen, de que allí sí que están al día y saben educar a los críos para el mundo actual en el que vivimos.
  Es fácil de entender: la tecnología nos da un mundo nuevo de posibilidades, pero es de memos perder por el camino las habilidades que nos conferían los métodos tradicionales. Está más que demostrado, por ejemplo, por estudios de neurociencia, que la escritura a mano aporta los siguientes beneficios: el cerebro se activa más cuando se escribe que cuando se teclea, ya que supone un mayor esfuerzo para el cerebro, por lo que nos ofrece un mejor aprendizaje, más profundo y duradero. Además, a mano procesamos la información de forma más efectiva y dinámica.
  ¿Y el dibujo? ¡Ese gran olvidado! El dibujo nos ayuda a observar, dimensionar, conceptualizar e interiorizar nuestro entorno. Se está demostrando que los programas de diseño están mermando la creatividad y frescura que nos da el dibujo a mano alzada, y además nos arrebata expresividad y también emoción.
  Un punto que no se me puede pasar es el tema de los apuntes. Es vital que los jóvenes sepan construir sus propios apuntes, ya que son la vía personal con la que cada uno interpreta la información que recibe. Y esto no solo es importante para que sepan responder ante los desafíos cognitivos del mundo que les rodea, sino que, además, es la primera herramienta con la que contarán para ir construyendo su posicionamiento frente a la realidad.

7- La creatividad, entusiasmo y arte como forma de vida.
  Sin la creatividad el ser humano no hubiese llegado a nada. Por ello, transmitir la pasión por la creación artística es tan importante como que los críos sepan resolver al salir de la secundaria una ecuación de segundo grado. Pero no basta con impartir cuatro contenidos cogidos con pinzas, hay que ayudar a que los chavales se doten de una mirada creativa. Es importantísimo que se enseñe teatro clásico, música, pintura, etc. Pero de tal modo que todo chaval pueda descubrir y desarrollar la faceta artística que posee.
  ¿Pero por qué tanto interés por el arte?. Porque ayuda a conocernos a nosotros mismos, nos ayuda a comprender aquello que nos gusta y buscar soluciones a problemas. Así como también nos proporciona herramientas para sentir la realidad de un modo entusiasta.
  Sí amigos, yo creo que sin duda aquí está la clave: el arte es entusiasmo, y gracias al entusiasmo el hombre puede afrontar los mayores desafíos e incertidumbres a los que nos pone a prueba la vida. Por eso todos deberíamos tener un poquitín de artistas.

 8- Acción y no gestos.
 
  Todos os acordaréis del típico día que nos decían “Tenéis que traer mañana un paquete de arroz para los niños del Tercer Mundo”. Por supuesto, sobra decir, que salvo cuatro chavalines, a la mayoría no le importaba realmente la causa, ni entendían el porqué de esa acción y a lo sumo, lo mucho que hacían, era llevar al día siguiente el paquete de arroz con gesto de indiferencia.
  Yo abogo porque la acción social sea parte inherente del proceso de aprendizaje educativo. Hay que obligar a los chavales de secundaria a buscar soluciones a los problemas del día a día. No basta con que lleven un paquete de arroz que les ha dado la madre: ¡Que salgan a la calle a conseguirlo ingeniándoselas de forma valiente y emprendedora!.
  Se trata de inculcar a la gente joven que los problemas tienen arreglo, pero que no se puede depositar toda la confianza de la resolución de los mismos en votar a tal o cual político. Sino que obligatoriamente la búsqueda de soluciones pasa por el asociacionismo y la cooperación.

9 - Capacidad de influencia y efervescencia.
  Un instituto que no deja huella ninguna en el barrio que le rodea o la ciudad donde se inserta: es un centro educativo muerto. Lo cual nos lleva, por esta regla de tres, a ser conscientes de forma dramática que la inmensa mayoría de los institutos de España tienen la vitalidad de una babosa espachurrada.
  Los chavales de un insti deben salir a la calle y ser actores principales en el proceso de transformación de su barrio o ciudad. Para ello un instituto debe tener vida: conciertos, cine forums, teatro, tertulias, charlas, convivencias, etc. Pero lo importante de toda esta actividad es que termine proyectándose hacia fuera, de modo que el centro sea un vector de cambio y dinamismo para el área donde se ubica.
  Si esto no es así, es que no es un centro educativo ni es ná.

10 - Implicación de los padres, barrios y ayuntamientos.
  Los institutos de un municipio no están únicamente educando a una legión de futuros profesionales en diversas áreas, están también creando una nueva generación de ciudadanos que pronto tendrán que tomar el relevo y ser partícipes del país que les ha tocado vivir.
  Por ello es de cajón que desde que los chavales entran en la secundaria, su proyecto educativo debe estar compartido por padres, asociaciones de vecinos, empresas importantes de la ciudad y, por supuesto, ayuntamientos y demás instituciones públicas municipales.

  Si no es así, si el proyecto educativo no es compartido por todos los actores sociales, entonces los institutos se enfrentarán solos a un desafío que les sobrepasará como a día de hoy ocurre.

  Antes que la conclusión que saquéis de este artículo sea del tipo de "Todo muy bonito y tal, pero chaval, estamos en España, ¡conseguir algún día algo así es impensable en este país!". Pues no, no solo es posible sino que ya se hace.
  En España existen cuatro colegios que han sido reconocidos como Escuelas Changemakers gracias a sus innovaciones metodológicas. El premio les viene dado por la fundación filantrópica Ashoka fundada por Bill Drayton (Premio Príncipe de Asturias en 2011).
  Los nombres de los centros educativos son: Colegio Amara Berri en San Sebastián, Padre Piquer en Madrid, O Pelouro en Pontevedra y Escola Sadoka en Barcelona.
  Os animo a conocer sus proyectos educativos y ver como no son utopías sino realidades que un puñado de valientes enamorados de la educación ya están llevando a la práctica. ¡Ah!, y aquí, en España. No en Finlandia ni en Noruega.
                                     @JLScott5

Comentarios

  1. Magnífica entrada, no creo que lo que indicas sea irrealizable. Lo que creo que en España hay una actitud pasiva brutal, sino no se explica que sigamos aguantando ciertas actitudes políticas. Si hubiera un poco más de voluntad lo que propones sería más que realizable.

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    1. Muchas gracias por comentar, yo espero que cambiamos sino por espíritu innovador, al menos por puro cansancio de aguantar siempre lo mismo. ¡Un saludo desde España!.

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  2. "La educación debe estar encaminada a que cada chaval saque el máximo potencial a su talento y gane pasta posicionándose en un buen puesto de trabajo."

    ¿Qué entiende usted por "un buen puesto de trabajo"? ¿Ese es el futuro de la educación que debemos buscar?

    Lo que hace falta es instruir a los jóvenes sobre ética.

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