Os tengo que ser sinceros, he tenido la enorme suerte de
crecer rodeado de hermanos mayores con una sana afición a la música, y lo que
es más importante, a todo tipo de músicas. Esto es de esas cosas que nunca me
he parado a reflexionar a fondo, pero cuanto más lo analizo más consciente
soy que quizás es uno de los factores que ha determinado de forma más notable mi personalidad.
Tuve la suerte, como
os digo, de haber echado los dientes con la inercia aún de los años ochenta.
Eran los tiempo donde la Mtv hacía
gala a su nombre (Music Televisión) poniendo música y además de calidad, eran
los tiempos donde aún se podían ver programas en las cadenas de televisión
españolas con actuaciones en directo; pero sobre todo, lo más
importante, fue crecer viendo girar los
vinilos o rebobinar con bolis Bic las cintas de todo tipo de grupos, que,
aunque de una forma muy simplona podríamos denominar dentro del rock, eran
estilos y artistas totalmente dispares.
Me acuerdo que
disfrutaba mucho, aún siendo un mocoso, viendo los conciertos grabados en VHS
de grupos como Queen, Michael Jackson, Guns and Roses, Aerosmith, U2 o Nirvana.
Pero aquello era solo una parte de la experiencia de disfrutar la música en
aquellos tiempos, porque luego estaba el tema de las revistas como Tipo
donde uno podía seguir todas las novedades que se estaban dando en el
mundillo, además de comprar ropa o merchandising sobre tu grupo favorito.
Qué duda cabe que
crecer rodeado de música viene estupendo para abrirte las entendederas hacia
todo tipo de estilos y rollos, que aunque no sean el de tu barrio, también
tienen un montón de cosas que enseñar. No me extrañaría nada que de ahí venga,
en parte, mi tendencia a la creatividad, el arte o las Humanidades. Ojo,
con todas las contradicciones que pudieran tener también aquellos grupos y
tribus urbanas, que las tenían sin duda alguna.
Pues eso, que dónde andará la música... |
Yo creo que parte
del problema, para variar, está en los institutos, porque la música pasa
para los chavales como una asignatura de las blandas, y que casi se podría decir tampoco es que sirva de mucho. Es una lástima que la gente joven, sobre todo los
adolescentes, pierdan la oportunidad de que les enseñen a entender, disfrutar y
compartir la música. Quizás porque los cortos de miras que hacen los programas
educativos no se dan cuenta del poder tremendo que tiene la música en cuanto
a estímulo de la creatividad, la opinión crítica, la sensibilidad artística o
el conocimiento de otras culturas. Resulta imposible entender cómo en un
panorama como el actual, donde el mercado laboral necesita de profesionales con
altas dosis de creatividad y conocimiento del mundo que le rodea, se
subestime de esa forma tan burra a asignaturas como la música.
De todos modos
quiero dejar las cosas claras con respecto al tema de la cultura musical, porque también aquí hay mucho postureo y mucha
cabeza cuadrada. Mirad, esto es muy fácil de explicar, la música es como
la comida en el sentido de que lo lógico es seguir una dieta medianamente
saludable, pero también me tenéis que aceptar que no solo de pan vive el
hombre. En un frigorífico debe haber frutas, verduras y tal y cual, sí,
sí…¡pero también algo de chocolate, CocaCola y aunque sea una pizza congelada
para un apuro, o simplemente para cuando apetece, ¿no es verdad?.
¿Habéis visto el vídeo de Anaconda de Nicki Minaj? Buscadlo en YouTube solo si os sentís de verdad preparados, en serio. |
Mirad, yo he estado
en un concierto de Katy Perry y os puedo asegurar que como espectáculo no solo es
bastante divertido sino que además, a poco que uno observa con ojo clínico, se
da cuenta que detrás de una actuación de este tipo hay un curro tremendo.
El problema viene
cuando nos quedamos solo en la música
comercial o en “la cultureta” y
cometemos la estupidez de no disfrutar de muchos más estilos, que además, cada
uno a su forma te hace sentir y ver el mundo de un modo distinto, pero todos
útiles y complementarios. @JLScott5
Comentarios
Publicar un comentario