Bolis Bic y cintas de casette I

  Os tengo que ser sinceros, he tenido la enorme suerte de crecer rodeado de hermanos mayores con una sana afición a la música, y lo que es más importante, a todo tipo de músicas. Esto es de esas cosas que nunca me he parado a reflexionar a fondo, pero cuanto más lo analizo más consciente soy que quizás es uno de los factores que ha determinado de forma más notable mi personalidad.
 
  Tuve la suerte, como os digo, de haber echado los dientes con la inercia aún de los años ochenta. Eran los tiempo donde la Mtv hacía gala a su nombre (Music Televisión) poniendo música y además de calidad, eran los tiempos donde aún se podían ver programas en las cadenas de televisión españolas con actuaciones en directo; pero sobre todo, lo más importante, fue crecer viendo girar los vinilos o rebobinar con bolis Bic las cintas de todo tipo de grupos, que, aunque de una forma muy simplona podríamos denominar dentro del rock, eran estilos y artistas totalmente dispares.
  Me acuerdo que disfrutaba mucho, aún siendo un mocoso, viendo los conciertos grabados en VHS de grupos como Queen, Michael Jackson, Guns and Roses, Aerosmith, U2 o Nirvana. Pero aquello era solo una parte de la experiencia de disfrutar la música en aquellos tiempos, porque luego estaba el tema de las revistas como Tipo donde uno podía seguir todas las novedades que se estaban dando en el mundillo, además de comprar ropa o merchandising sobre tu grupo favorito.
  Qué duda cabe que crecer rodeado de música viene estupendo para abrirte las entendederas hacia todo tipo de estilos y rollos, que aunque no sean el de tu barrio, también tienen un montón de cosas que enseñar. No me extrañaría nada que de ahí venga, en parte, mi tendencia a la creatividad, el arte o las Humanidades. Ojo, con todas las contradicciones que pudieran tener también aquellos grupos y tribus urbanas, que las tenían sin duda alguna.

 
Pues eso, que dónde andará la música...
Hoy ocurre algo curioso, la verdad, y es que nunca ha sido tan fácil acceder a tantísimos grupos de estilos tan distintos gracias a Internet, y sobre todo gracias a maravillas como YouTube, Spotify o páginas como LastFM. Sin embargo a veces me da la impresión de que la gente no solo escucha la misma variedad de música, sino que quizás los gustos se han empobrecido un poco, por no decir un bastante. Es decir, existen las herramientas, pero no sé si viene acompañada de una cultura musical en la gente joven que le impulse a descubrir y disfrutar de grupos y estilos distintos al suyo.
  Yo creo que parte del problema, para variar, está en los institutos, porque la música pasa para los chavales como una asignatura de las blandas, y que casi se podría decir tampoco es que sirva de mucho. Es una lástima que la gente joven, sobre todo los adolescentes, pierdan la oportunidad de que les enseñen a entender, disfrutar y compartir la música. Quizás porque los cortos de miras que hacen los programas educativos no se dan cuenta del poder tremendo que tiene la música en cuanto a estímulo de la creatividad, la opinión crítica, la sensibilidad artística o el conocimiento de otras culturas. Resulta imposible entender cómo en un panorama como el actual, donde el mercado laboral necesita de profesionales con altas dosis de creatividad y conocimiento del mundo que le rodea, se subestime de esa forma tan burra a asignaturas como la música.
  De todos modos quiero dejar las cosas claras con respecto al tema de la cultura musical, porque también aquí hay mucho postureo y mucha cabeza cuadrada. Mirad, esto es muy fácil de explicar, la música es como la comida en el sentido de que lo lógico es seguir una dieta medianamente saludable, pero también me tenéis que aceptar que no solo de pan vive el hombre. En un frigorífico debe haber frutas, verduras y tal y cual, sí, sí…¡pero también algo de chocolate, CocaCola y aunque sea una pizza congelada para un apuro, o simplemente para cuando apetece, ¿no es verdad?.
 
¿Habéis visto el vídeo de Anaconda de Nicki Minaj?
Buscadlo en YouTube solo si os sentís de verdad preparados, en serio.
  Pues yo creo que es así de sencillo, hay veces que apetece música de calidad (como grupos de los que antes os he hablado) y hay veces que apetece escuchar Katy Perry, Iggy Azalea, Nicki Minaj o….¡hasta Pitbull!. Lo importante es saber diferenciar cuando se consume un producto para echar el rato y cuando lo que uno escucha es música de calidad, el problema viene cuando confundimos una cosa con la otra.
  Mirad, yo he estado en un concierto de Katy Perry y os puedo asegurar que como espectáculo no solo es bastante divertido sino que además, a poco que uno observa con ojo clínico, se da cuenta que detrás de una actuación de este tipo hay un curro tremendo.

  El problema viene cuando nos quedamos solo en la música comercial o en “la cultureta” y cometemos la estupidez de no disfrutar de muchos más estilos, que además, cada uno a su forma te hace sentir y ver el mundo de un modo distinto, pero todos útiles y complementarios.  @JLScott5

Comentarios