Las cosas claras y el chocolate espeso

  Yo no sé a vosotros pero a mí me gustan las cosas claras y el chocolate espeso, sin embargo desde que Juanka I El Campechano hiciera pública su abdicación, no hay forma de encontrar información útil que le aclare a uno.

  Todo lo que sale por los medios de comunicación no son más que reportajes prefabricados, crónicas somníferas y absurdos debates sobre la cuadratura del círculo. Quiero datos, ideas claras, proyectos y verdades sin colorines de ningún tipo.
  Y ya uno si se asoma a Internet encuentra lo peor, porque lo único que hay es un gran rebaño de ovejas balando todos al mismo son, mientras los republiks más exaltados, al ver que no van a poder hacer mucho, se convulsionan en el suelo cual niña del exorcista bramando con voz infernal: “¡¿Has visto lo que ha hecho la guarra de la Constitución?!”
   ¿No os apetece mejor un análisis sereno, fresquito y sincero? Pues id pidiendo un café en la taberna de la Aldea Ambulante que ahora mismo me uno a vuestra mesa.





Despachemos primero el "asuntillo" aquel de la Transición
  Mirad, la cosa va así, yo lo siento mucho por los antimonárquicos que andan estos días afilando ilusionados la guillotina, pero esto que os voy a decir es históricamente certificable: el rey fue el motor que propulsó toda la gran maquinaria generadora de la Transición,y aquel gran proyecto de ingeniería política os aseguro que fue de todo menos sencillo, resultó de todo menos fácil. Quizás fue lo más parecido a un tren de mercancías que consiguiese tomar una curva a tal velocidad que casi se podría denominar aquello como de un verdadero milagro.
  Pero aquella maquinaria que consiguió llevar a España hacia la estabilidad democrática venía impulsada por un hombre con las ideas muy claras y la voluntad muy firme: hablo del rey, por supuesto, con perdón para quién se moleste, pero que le hago yo si es que fue él.

¿Y qué ha hecho éste tío desde el 23-F?
 A lo largo de los treinta años de democracia el rey siempre ha tenido una agenda con un completísimo número de importantes citas, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Me refiero al papel en el que todos lo conocemos como primera figura de la diplomacia española.
 ¿Pero hasta qué punto todas estas responsabilidades a las que acude se materializan en resultados tangibles?. Esto se puede responder de un modo fácil, pues hablamos de unos frutos de trabajo que son perfectamente medibles. Sabemos sobradamente  que Juanka I El Campechano probablemente sea la figura política y diplomática española más respetada y admirada por la opinión internacional. Destacan sus buenas relaciones con EE.UU, Iberoamérica y “los países del petróleo” en Oriente Medio.
 Con ellos fue, en concreto Arabia Saudí, con los que mantuvo recientemente unas importantes charlitas que dieron un “empujoncito” nada desdeñable para el cierre de unas negociaciones que tuvieron como resultado nada menos que la adjudicación de las faraónicas obras de la línea de alta velocidad Medina-La Meca a una gran compañía española.

Inmovilismo y distanciamiento con la sociedad española
  La monarquía española se enfrenta a un peliagudo desafío que no ha sabido superar por lo pronto de forma satisfactoria. Por un lado es una institución cuya esencia digamos que no es precisamente dinámica ni vanguardista, por ello quizás hasta ahora no se había dado cuenta que la crisis trajo un cambio bastante serio de la percepción y el trato hacia la clase dominante.
 Ya no tiene cabida ese “pacto no escrito” que antes existía entre monarquía y prensa a través del cual se respetaba a la institución para salvaguardar su honorabilidad. Lejos de eso, ahora la sociedad reivindica sin excusa alguna transparencia y cercanía.
  La Casa Real debería ir a la vanguardia en estos aspectos, sin embargo se adapta a las demandas de la sociedad demasiado tarde y a regañadientes.

¿Referéndum sí o no?

  , pero bien hecho, por favor. Yo personalmente veo bien que continúe Felipito VI El Preparao, ya que creo que al igual que su padre nos puede ser una figura de gran utilidad. Cuidado, con esto no digo que defienda en sí a la monarquía, simplemente Juanka I y Felipito VI me parecen dos tíos de bastante interés.
   Pero también reconozco que quizás la institución y la figura del Príncipe en sí se revestirían de legitimidad plenamente democrática si se sometiese sin miedo alguno a un referéndum por parte del pueblo español.
 Ahora, eso sí, las cosas bien hechas. Al pueblo habría que prepararlo con meses de adelanto para que se vaya forjando una opinión personal contrastada. Ya que yo defiendo el derecho del pueblo a decidir sobre quién debe ser su Jefe de Estado, pero también sé que no siempre la voluntad que emana del pueblo expresa lo más inteligente o útil para su futuro.
  Por ello yo obligaba – sí, sí…obligaba – a Filipito VI a ser entrevistado en un mano a mano durante una hora por Jordi Évole y Ana Pastor (¡ya hay que ser cabrón! ¡¿verdad?!) No hombre, no, yo creo con total honestidad que si de veras es una figura de peso y habla como debe hablar un Jefe de Estado, pero a la vez un hombre capaz, coherente, digno y sincero; no debe temer a como pueda salir de aquella entrevista.
 Esto es algo que hoy día reclama la sociedad, y mientras más se aleje de ello, más se irá apagando la confianza – ya bastante erosionada – que alberga España en la institución.
  Bueno yo ya con esto me he despachado a gusto. Ahora que sigan en foros, debates y tertulias de izquierdas hablando de si la tela de la bandera de la III República no quedaría mejor con un efecto lavado a la piedra o quizás con un estampado de lunaritos. Mientras los republicanos de derechas siguen imaginando lo bien que saldría Aznar de perfil en las monedas de Euro si lo hiciesen Jefe de Estado, o ¿por qué no? ¿os imagináis la Aguirre grabada en metal conduciendo su buga? ¡Mejor aún! ¡Ana Botella bebiendo señorial un café!.

 Hacedme caso…notentéisa la suerte.

  Os invito a todos a comentar qué os parece todo éste asunto de la #abdicación, así como suscribiros a mi blog si os gustó la entrada.

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