Cuando en la sociedad existe una tendencia que arrastra a una gran masa hacia una única forma de observar un fenómeno, cuando una inmensa mayoría de jóvenes se van posicionando poco a poco hacia una misma línea radical de opinión o cuando la dejadez de unos y la cerrazón de otros puede provocar que ignoremos una forma más de disfrutar y entender la vida a través del arte... cuando ocurre todo eso, siempre os queda la Aldea Ambulante.
En éste vestido de Dolce&Gabanna puede apreciarse las famosas hojas de acanto, se trata de un elemento ornamental básico y muy repetido en el arte Barroco |
No puedo evitar ser un hedonista
sin remedio ni resentimiento, llamadme frívolo o sencillamente caso perdido,
pero el pasado Jueves Santo no tenía el más mínimo interés en posicionarme y
observar la Semana Santa a través de todas las incoherencias morales
y espirituales que pueda tener la fiesta. Por mi mente solo pasaban tres
conceptos que eran lo único que me importaba: hojas de acanto, azahar
e incienso.
Vi pasar delante de mí un sin fin de hojas de
acanto labradas en madera, algunas veces doradas como si hubiesen sido objeto de un
poderoso hechizo. Y es que tener la oportunidad de contemplar, en pleno 2014,
un auténtico espectáculo barroco, como si de una aparición de otros
tiempos se tratase, es algo que como comprenderéis yo no me iba a perder. ¿Por
qué? por ser Historia viva y por ser un reflejo de un mundo que
existió en Occidente, una forma de observar y sentir la existencia que, sin
duda, sería absurdo resumir viendo al Barroco únicamente como el
esbirro artístico del fanático, intolerante y peligroso poder de la Iglesia
Católica en la Edad Moderna. Aunque qué duda cabe que también fue eso.
Pero por el contrario, el Barroco fue mucho más, se trató de
un fenómeno cultural que generó multitud de obras artísticas en todos los
campos. Talento plasmado en piedra, madera o lienzo; por supuesto con una
carga ideológica detrás, nuestro deber es no repetir jamás aquella sociedad
dramáticamente ignorante y fanática de esos siglos, y nada hay mejor para ello
que conocer y divulgar a fondo la época.
El azahar flotó en al ambiente, como cabía de esperar. Su
perfume fue símbolo de nuestra tradición y sentir la vida, que para
bien o para mal, es parte de lo que somos. Aunque estoy de acuerdo en que
por supuesto podemos y debemos ser mucho más.
A aquellos a los que esta tradición les parezca ridícula, esperpéntica o
absurda, yo les propongo que prueben a observar cualquier pueblo del
globo terráqueo, y verán si no es perfectamente aplicable estos adjetivos a
muchas de sus costumbres. ¿No os gusta el relativismo?, pues podéis empezar por
aquí.
Por último también disfruté
del incienso, símbolo para mí de la espiritualidad. Sería absurdo
pensar que la Semana Santa solo se puede sentir si se es creyente, la
espiritualidad va mucho más allá de vivir encuadrado en tal o cual fe. Se
trata de una forma de observar la vida, un modo de sentir tu camino en el mundo. No
hay nada malo en que una vez al año la
trascendencia recorra las calles, aunque solo sea una semana, no vaya a ser que incomodemos a alguien.
Y digo yo, amigos, sobre todo
a los que os guste y os duela la Historia: nos encontramos con una tradición
en Andalucía que goza a día de hoy de un enorme respaldo e interés
turístico, es decir, la atención ya la tenemos; pues ahora, como si fuésemos
publicistas lo que, debemos es centrarnos en que el público observe y compre lo
que deseamos.
¿No sería mejor, en vez de ignorar
y lapidar la Semana Santa, aprovechar el seguimiento que tiene en
beneficio de la Historia? ¿Tan absurda sería la idea de crear un
espacio museístico en Sevilla centrado, no en la Semana Santa en
sí, sino en la cultura del Barroco?. Un lugar donde el público pueda
ser transportado a aquella época, comprendiendo todas sus claves y valorando
los tremendos frutos artísticos que de ella nacieron. ¿Por qué no dar un inteligente
y pragmático giro de tuerca a la tradición y utilizarla como vehículo para
viajar en la Historia?.
¿Quién dijo que el Barroco sólo puede ser oscuro y trágico? |
El inquieto y avispado
mundo de la moda ya se nos ha adelantado y ha creado toda una
tendencia con la que sin duda ganarán una pasta. Ellos han sabido bien
aprovechar las hojas de acanto, porque la moda no tiene complejos, ni
ideologías, ni prejuicios de ningún tipo. Se trata de disfrutar de la vida exprimiendo toda la belleza que ofrece en beneficio de nuestro
espíritu y ego. Así de simple. Y eso es justo lo que ha hecho la famosa firma Dolce&Gabanna.
Si el Barroco está siendo
explotado por la alta costura, ¿por qué no nos ponemos manos a la obra y
lo intentamos nosotros por en valor también en otros sectores?.
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