El mundo dibujado por pinceles de Manga

   ¿Alguna vez habíais ido a un Salón Manga? Mejor aún ¿sabíais que existían?. La semana pasada tuve la...¿oportunidad?...¿arrebato de inconsciencia? de asistir a uno, así que voy a aprovechar para contaros cual fue mi impresión. Podría empezar diciendo que si hay allí algo son muchos frikis, pero luego caigo en el detalle que antes que en el editor, escribo esta entrada con mi nueva pluma Parker y en un cuaderno que dice: “All our dreams can come true if we have the courage to pursue them” (Walt Disney). Total que…digamos que allí estábamos gente cuanto menos peculiar, ¿verdad?.
 
¿El Manga tiene su punto a que sí?
  Mirad, un Salón Manga es un evento donde chavales englobados dentro de lo que llamaríamos la cultura manga, y por extensión friki, tienen un espacio donde disfrutar de su hobby. Se puede comprar merchandising, se pueden ver series o pelis, jugar a videojuegos, participar en talleres…pero lo más llamativo de todo son los cosplays. Sí, ya sabéis, ese chico con menos carnes que una pijota vestido de soldado espartano o esa nutria con veinte kilos de más y cuatro duchas de menos disfrazada de Catwoman o Lara Croft. Por no hablar de esos chavales que te los ves que hace trescientos sesenta y cinco días justo que no salían de su habitación, o mejor dicho esa cueva con olor a tarjeta gráfica Nvidia recalentada y poster de su personaje femenino manga favorito con una extraña mancha (que todos sabemos que es porque una vez se le derramó un ¿ColaCao? sobre la pared).
 
  Y es que hay distintos grados de frikismo en función de la amenaza que representan para la sociedad:
-          Grado 1: Aquí estarían la inmensa mayoría de personitas normales que tienen algún hobby, interés más o menos intenso por algún tema o mera curiosidad por aprender aunque sea un poco. O sea, estar aquí es lo normal, ya que a partir del grado 0 empiezan los canis y los de Hombres&Mujeres y viceversa.
-          Grado 2: Estos son también un número bastante inmenso de personas que tienen aficiones o gustos con un grado muy intenso pero que no tienen problemas para socializar, por eso en principio funcionan sin destacar por sus rarezas.
-          Grado 3: Bueno la cosa ya se empieza a poner más seria, aquí entran aquellas personas con gustos y aficiones con un grado de intensidad tal, que a todas luces pueden ser considerados como raros, unido a que ya a estos se les hace difícil socializar: así que se podría decir que aquí empieza el umbral de la marginación.
-          Grado 4: Aquí la cosa se agrava mucho más, éstos son los que se le declaran a la novia en japonés o élfico, los que tienen en su cuarto cuatro ordenadores o tienen dieciséis años y te hablan de Nietzsche. Unido a que su grado de falta de empatía y control de las normas sociales es tal que directamente están condenados al apartheid.
-          Grado 5: Y ya a este nivel se acaba la coña, porque aquí incluiríamos a los que directamente padecen trastornos que los convierten en ese típico chaval que lo ves y dices: ¡no dormía en su casa a no ser que fuese con el móvil en una mano teniendo el número del psiquiátrico más cercano premarcado y una pistola taser en la otra enchufada directamente al poste de la luz!.
  Espero que los frikis que me leáis hayáis tenido el sentido del humor suficiente como para reíros - reírnos- de nosotros mismos. Ahora voy en serio.
  Después de observaros detenidamente he llegado a una conclusión: si fueseis capaces, no de cambiar, sino de moldear el “carácter” de vuestro grupo social, seríais un colectivo sencillamente imparable. Tenéis muchas cosas que el mercado laboral demanda y el sistema educativo no ha sabido proporcionar: sois inteligentes, sabéis expresaros, sois curiosos, imaginativos, creativos y educados. Solo os falta saber adaptaros a la sociedad (lo cuál no significa cambiar vuestra esencia) y sobre todo aprovechar vuestra bendita rareza que os diferencia y os hace únicos, lo que os da una ventaja competitiva para triunfar en la vida.
 
Conocer nuevas culturas urbanas siempre es interesante ¿verdad?
Muchos de vosotros decís - Nosotros no somos raros, los raros son “ellos”- . Ahí os equivocáis de pleno, ¡Sí que sois raros! ¡Y esa es vuestra suerte!. En un mercado laboral cada vez más saturado de muchos jóvenes preparados luchando por tener una oportunidad, vuestra rareza es la mayor ventaja que tenéis para diferenciaros del resto. Porque es esa rareza la que os lleva a interesaros por descubrir y conocer multitud de temas de los que la mayoría de los jóvenes pasan. Es esa rareza la que, de alguna forma, al sentiros desplazados de la sociedad, os ha llevado a querer encontrar vuestro sitio creándoos un mundo a vuestra medida a base de curiosidad e ingenio. Y además, si no fuese por esa rareza, aunque a veces os haya hecho mucho daño, seguiríais como la mayoría del ganado que no se da cuenta que cuando un dedo apunta al cielo solo los necios miran al dedo.
  Dejad que en la tele solo muestren eso que se supone que todos los jóvenes deberíamos anhelar ser, que mientras siga habiendo carnaza para surtir a los platós de Telecinco y los realitys de Cuatro, será entre uno de vosotros de donde salga el próximo Steve Jobs.

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