Ciclogénesis Expresiva

  Nos gusta el Puerto cuando llueve porque es como un galeón antiguo atrapado tierra adentro. Si lo observas respirar bajo la lluvia, parece que estuviese esperando a que suba la marea para salir a la bahía y navegar rumbo a recónditos tesoros escondidos.
 
                            Marta Cemborain  http://www.flickr.com/photos/mitsuki88/
  Por encima de los tejados cruzan unas cuantas gaviotas que oliéndose el temporal que se avecina buscan refugio tierra adentro. Nos fascina cuando el cielo cae sobre el Puerto de Santa María y permite que fragancias escondidas dentro de los muros de sus edificios salgan al aire, entonces quedan suspendidas en el ambiente notas de caoba americano provenientes de las vigas de los antiguos palacios, y el alma del Puerto transpira a través de los deteriorados pero nobles muros de las casas brindando al viajero la posibilidad de iniciar un viaje sensorial lleno de misterio y recuerdos.
  Salimos preparados con chubasquero y paraguas, sacamos la cámara porque nos gusta fijarnos en esos pequeños detalles y rinconcitos donde normalmente los viandantes nunca posan su mirada. Una bella cornisa, unas macetas de geranios, esa vieja veleta oxidada, aquel detalle de la baranda de un balcón o un charco plateado reflejando un perro que se está asomando por una ventana. Son pequeños recuerdos que nos llevamos a escondidas en nuestra mochila, serán nuestro secreto, nuestra experiencia más personal y viva de nuestro día de lluvia.
 Otro de los grandes placeres es ir a cualquiera de las playas a fotografiar el mar embravecido, ya sea desde el interior de nuestro coche o caminando si la lluvia no es muy intensa. Nos encanta hacer fotos a las playas de nuestra ciudad, siempre son bellas haga sol o no. Simplemente los sentimientos que nos inspiran son diferentes, pero no por ello pierdas la oportunidad de contemplar las olas asediando con rabia la enorme extensión de arena vacía de la playa de Santa Catalina. Es sublime, chicos...y también chulísimo.
 Para finalizar puedes ir a Puerto Sherry y tomar un buen café mirando las ruinas de La Muralla, pero mientras, en el horizonte brumoso, no pierdas nunca de vista a Cádiz, que es el otro galeón que navega junto al nuestro sorteando un temporal más para su cuaderno de bitácora.
                                       Marta Cemborain  http://www.flickr.com/photos/mitsuki88/


 Parece que al primer sorbo de café caliente la lluvia empieza a amainar y unos tibios rayos de sol  atraviesan toda la bahía.  La lluvia en el Puerto es una suerte, porque con ella salen aquí y allá nuevas experiencias que nos enamoran un poquito más de nuestro viejo y salado galeón.

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