Apología de Évole

   Mira, chaval, te has pasado ¿sabes? y te explico el porqué. Vale que hay que ser muy cerradito para no reconocer que tú y Ana Pastor sois los dos jóvenes periodistas más brillantes que hay en España. Siempre habíamos soñado con gente como vosotros, incluso algunos nos hicieron creer que algo así no era posible. Que no podían existir periodistas sin miedo, que no podían darse ejemplos de gente que venga a dignificar el noble oficio del periodismo de esa forma como lo hacéis, inspirando a miles de jóvenes que ahora mismo van a las facultades de Comunicación soñando ser algún día como vosotros.
  Pero con Operación Palace cruzaste la línea roja, esa línea que tanto has pasado una y otra vez en tu programa pero con la diferencia de que no estabas desafiando a todo un país, sino a un político, un colectivo o un lobby, que ya hay que tenerlos bien puestos para ello, por cierto. Pero es que el domingo pasado fueron cinco millones de personas las que cayeron en tu trampa, y lo peor de todo no fue eso: ¡lo peor de todo es que también caí yo!.
  Vale que le des caña a los políticos, banqueros, concejales y tal y cual. ¡Pero es que te atreviste a vacilarme a mí!, me tuviste durante una hora creyendo que se trataba de un documental real….aunque sinceramente no me terminaste de dar la coba con el contenido del mismo, ya que comparándolo con lo que he estudiado, no me cuadraba ni por asomo. Pero al menos formalmente sí que llegué a pensar que aquello se trataba de un auténtico documento periodístico.
  Entonces, claro, ocurre lo siguiente, a mi me encanta que me ayudes a explorar mis posibilidades como ciudadano para cambiar mi país a mejor y ver todo aquello que antes no veíamos y hace falta cambiar, pero eso de que me hagas sentir como un tonto no me ha molado tanto, a ver si te creías que yo iba a tener la madurez suficiente de aprovechar la oportunidad que me brindaba Operación Palace para reflexionar sobre mi propia ingenuidad como ciudadano. No me digas incluso que llegaste a creer que el falso documental me serviría para redimensionar un hecho tan sensible, y por otro lado tan sumamente ignorado por la gente joven, como fue el mítico 23-F.
  Que soy español, Évole, que no te enteras, que mientras pongas contra las cuerdas a otros que ni me van ni me vienen ayudándome a objetivizar toda mi frustración, estoy encantado de ver Salvados. Pero cuando se trata de mirarte a la cara y ver en la tuya un espejo de lo pimpollo que soy, que somos, por mucho que creamos que no es nada fácil que nos la den, eso ya es otra cosa.
  Pero mira, ¿sabes qué?, me has caído bien, hombre. Te gustan las camisas de cuadros como a mí y eso es un punto a tu favor, así que por ahí te vas a librar y te voy a seguir viendo, por eso y porque eres valiente hasta límites tocapelotas.
  Después de todo, como no voy a seguir viéndote, con la envidia sana que te tengo desde que te vi compartiendo la mesa de un bar con Perez-Reverte. Ahora eso sí, tío, que ya estáis ganando pasta ¡La próxima vez no seas más catalán y ponle al maestro otra cosita que no sea un agua mineral!. 
  Bueno, pues eso, ¡que nos vemos de nuevo las caras este domingo!. ¡Ah! ¡Por cierto! Una duda…¿quién del equipo se quedó con la caja blanca? porque eso ya vale una pasta en el EBay...

Comentarios

  1. Jesús, el tono irónico esta un tanto disperso. Y si no lo tiene, no comparto nada de lo que dices. El hermano la Águeda, al que llenaron de raras sensaciones un tanto desconocidas el pasado domingo por la noche, aunque todas agradables en el fondo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias por tu comentario, te animo a suscribirte a mi blog! Mi objetivo era crear un tono que produjese una impresión un tanto confusa, aunque si quieres despejar toda duda el título es la clave. Por cierto...¿cuál de los dos hermanos de Águeda eres? Un saludo!!

      Eliminar

Publicar un comentario