Triste partida de Age of Empires

 Llevo jugando quince años a un juego de estrategia que se llama Age of Empires. El planteamiento es básico, deberás conseguir una serie de recursos a través de los cuales podrás llevar tu civilización a lo más alto y así sobrevivir ante el implacable y eterno enemigo.
  Bueno, un juego más ¿no?, solo es eso. Pobre de aquel que solo vea eso. No es un juego más, más allá del aspecto visual y el motor gráfico que utilice, que en el caso del Empires III es simplemente espectacular, el juego te enseña una serie de virtudes o actitudes básicas que debes tener y desarrollar si deseas ganar. Una serie de reglas, más allá de la que marca la dinámica del juego, que existen y debes respetarlas, sino quieres verte humillado y reducido a la nada.
  Carácter, ambición, dignidad, valentía, inteligencia, paciencia u observación. Si no posees esos atributos ni te planteas aprenderlos este no es tu juego. Nunca llegarás a ir avanzando en el mapa, o quizás pasarás por el juego como un simple pasatiempo más.
 

  Alguna vez he observado las partidas de los demás. Por ejemplo, este domingo pasado tuve la oportunidad de contemplar una. Pero después de que terminase la partida desee profundamente no haberlo hecho, ya que fue la partida más triste que hubiese visto jamás.
  No estaba frente a la pantalla del portátil, bueno sí, pero no viendo ningún vídeo en YoutTube de alguna partida grabada ni nada que se le parezca. Reproducía un pequeño reportaje en la página del País, en el que se mostraba una protesta protagonizada por los pescadores de la Bahía de Algeciras, en su empeño fallido de navegar con sus pesqueros sobre esos setenta bloques de hormigón y arrogancia inglesa que nos han tirado en nuestras aguas.
  A un lado del tablero, como ya os he dicho, los pesqueros españoles. Cuarenta pequeños barcos cargados de frustración y miseria con la única protección de las patrulleras, siempre fieles, de la Guardia Civil. ¿Dónde están las patrulleras de la Armada Española? ¿No se supone que las tenemos precisamente para proteger nuestras aguas?.
  Pero por allí no aparecen ni de coña, no fuese a ser que Gibraltar se quejase a mamá Bruselas diciendo que le provocamos, aunque luego nos diga Picardo que quitarán los bloques cuando el infierno se congele.
  Además, ¿cómo vamos a llevar a la armada? nosotros somos de la peña chupi del buen rollito de Willy Toledo. No vaya ser que luego salga el portavoz en el congreso de ERC, un tal Alfred Bosch, y diga le estamos haciendo bullying a los de Gibraltar al igual como se lo hacemos a los catalanes. 
  Pero seguimos con la partida. Al otro lado del tablero mis compadres de Gibraltar, la Police llanita en sus lanchas y zodiacs y algunas embarcaciones de la Royal Navy. Estos tienen las cosas claras, como el agua española donde se mean, no van a permitir avanzar a los pesqueros y situarse sobre los bloques, da igual que sean aguas españolas. Las órdenes son claras y el carácter y el orgullo inglés tan sólido como malditamente envidiable, haciendo  realidad como siempre las órdenes de Londres.
  Los pesqueros avanzan en el tablero intentando penetrar en la formación en línea de embarcaciones inglesas, como ellos nos hicieran, pero bien hecho, aquel fatídico día de Trafalgar. La policía llanita responde sin ceder ni un milímetro, como llevan haciendo trescientos años y como harán trescientos más. Desde el peñón los monos miran la escena entretenidos mientras se fuman unos Chesterfield y se zampan chocolatinas Cadburys.
-          Look at pisha – Le dice un mono a otro prestándole los prismáticos.
  Su compañero los coge curioso y enfoca hacia la bahía, a lo lejos solo se ve un enjambre de barcos y lejanas voces confusas.
-          ¿Qué ves, men? – Le pregunta su amigo tranquilo mientras éste observa muy atento.
-          Los mismos desgraciados españoles que nos cepillamos en Trafalgar, solos hante el peligro mientras la patrullera de su armada hace maniobras chachis con nosotros. Jamás nos moverán de aquí, mate, jamás. Picardo tiene razón, antes se congelaría el infierno pischa.
-          Éstos españoles…casi me dan hasta lástima, ¿qué carajo les faltará para no ser capaces de reconquistar una mísera roca? – Contestó el otro mono suspirando reflexivo.
-          Carácter, ambición, dignidad, valentía, inteligencia, paciencia u observación. Algo de eso supongo yo…o a la vez.
-          Si todo un país no es capaz de reconquistar aunque sea ese trozo de agua donde hemos tirado los bloques… ¿cómo quieren que los llanitos queramos ser españoles?, yo que voy a ser español, men, ni jarto manzanilla.


                                                                                             JL.Scott
                                                    Mánchester, tarde tranquila del 20 de Agosto de 2013

                                                              Escribiendo, por ahora, tras las líneas enemigas.

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