Todo lo que nadie te ha contado acerca de la industria armamentística española

  Si ha habido una innegable demostración de fuerza de la posverdad en nuestro país, esa ha sido sin lugar a dudas la manifestación celebrada en repulsa del atentado yihadista de las Ramblas. Pocas veces se había presenciado en las calles de España un ejercicio de moldeado mental tan perfectamente orquestado y ejecutado.
  Para cualquier persona informada sobre la complejidad de los conflictos en Oriente Medio, la sola idea de creer que el rey es el culpable de la barbarie acontecida, resulta poco más que una ridícula paja mental. Pero no, esa ha sido la explicación que se ha confeccionado desde una parte muy considerable de la clase política catalana, respaldada por un sector nada desdeñable del resto de la sociedad española.
  No me negaréis que no es francamente curioso que en una manifestación convocada con el objetivo de protestar contra un atentado terrorista, no haya condenas a los autores materiales del atentado, ni a la ideología radical que profesan, ni al grupo terrorista al que juraron lealtad, ni muchísimo menos la más mínima crítica o alusión al islamismo radical. Toda la culpa se focalizó en una institución: el estado español, esta vez personificado en la figura del rey y en un segundo plano en Rajoy.

  ¿Y esto cómo se explica? Primero de todo hay que tener presente que una inmensa mayoría de la población es absoluta desconocedora de la complejidad política y humana que orbita alrededor de los grandes conflictos que hoy día están en curso en Oriente Medio. Es decir, hablando en plata. La gente no tiene ni puñetera idea ni de geopolítica, ni de economía, ni de comercio internacional, y mucho menos aún de la extrema densidad de factores que están entretejidos en la malla de la realidad de la guerra de Siria o Yemen. Por eso, a la hora de buscar ideas refugio con las que objetivar y asimilar una barbarie como el atentado de las Ramblas, se tiende siempre al argumento infantiloide y simplón, empapando de una buena dosis de buenismo y otro tanto de desprecio y manía obsesiva hacia todo lo que huela a España.
  Pero vayamos al corazón argumental de la crítica que se hizo en la manifestación hacia el papel diplomático del rey con respecto a nuestra industria de defensa. Todo esto viene de cuando Felipe VI realizó una importantísima visita diplomática a Arabia Saudí con un doble objetivo: por una parte se trataba de “engrasar” los acuerdos de venta de corbetas por parte de Navantia a la Marina Saudí, y por otra, de suavizar las tiranteces que habían surgido entre los jeques y los jefes del proyecto español del AVE La Meca-Medina, debido a los retrasos que se habían producido por culpa de la extrema complejidad del desafío. Es decir, el objetivo del viaje era luchar por los intereses de la ingeniería española, de la cual dependen en nuestro país muchos puestos de trabajo de calidad.
  El rey no fue a “hacer negocios”, pues él no se lleva un duro de esos acuerdos comerciales. Ni tampoco fue a “vender armas”, pues en todo caso serán las empresas del sector armamentístico español las que venden armas, no él. El rey fue como la primera figura de la diplomacia española que es y máximo representante de la Marca España, aprovechando que la relación y confianza entre la monarquía española y saudí es bastante positiva, y por ende, favorable a nuestros intereses.
  

  La cuestión central es: ¿por qué culpan a la industria armamentística española de un atentado yihadista en Barcelona?. Y lo que es más absurdo aún, ¿por qué dicen que es el rey y el propio Estado español el que con sus negocios con Arabia Saudí ayuda al ISIS?.
  Es cierto que la industria armamentística española exporta muchísimo material a Arabia Saudí, y como en Arabia Saudí ha habido grandes personajes que han dado soporte de un modo u otro a terroristas como el ISIS, de ahí se extrae la genial idea de que los miembros del DAESH están armados hasta los dientes gracias a nuestras fábricas de armamento.
  ¿Es cierto que nuestras armas van a parar a grupos terroristas como el ISIS? Pues en una inmensa mayoría de casos, no. Pero también es absolutamente imposible garantizar que un envío de munición no pueda terminar en manos de un grupo yihadista o rebelde, como pasó con los lanzacohetes de Instalaza que tanto han dado que hablar.
  Sabemos que ISIS utiliza armas provenientes de más de 25 países distintos, y que mucho del material que usan los grupos yihadistas es viejo armamento soviético o fabricado en la Europa del Este. Es decir, ni hay un único proveedor ni hay un único canal de suministro. Pues el armamento es como la droga, si hay una demanda será satisfecha por una oferta, ya provenga de un país asiático, europeo, africano, o también de un traficante de armas que negocia con material de los años setenta u ochenta que aún esta operativo y en circulación.
  Es decir, creer que la culpa del poder bélico de ISIS la tiene la industria armamentística española es un arrebato de ingenuidad e ignorancia a partes iguales.
  
Con esto no eran tan críticos, ¿verdad?.
  Pero hay otro “argumento” más que esgrimen los críticos con las relaciones diplomáticas que existen actualmente entre España y Arabia Saudí. Y es que, como todos sabemos, los saudíes son el máximo poder representante de la etnia suní, y en concreto, de la doctrina wahabita, que es la interpretación más radical y cerrada del islam que existe actualmente. Esto ha generado un campo de cultivo perfecto para el surgimiento de grupos salafistas que nacen y se desarrollan al calor de la financiación de Arabia Saudí. Ya que ellos ponen pasta para construir mezquitas que sigan la doctrina wahabita allá donde se quieran edificar. Además también llevan a cabo una acción propagandística y política de gran envergadura, encaminada a que sea la doctrina saudí la que se alce como el máximo poder en el mundo musulmán. Y claro, como los occidentales somos “amiguis” de Arabia Saudí, y estos tíos son desde un punto de vista doctrinal las raíces de grupos como ISIS, muchos grupos políticos críticos con todo lo que huela a Occidente y EE.UU, han puesto en el centro de la diana a nuestra “real politik”. Que no es más que las relaciones comerciales que hasta ahora hemos mantenido – regidas únicamente por intereses encontrados, no por principios morales compartidos - con un país como Arabia Saudí, dirigido por gobernantes que están desde un punto de vista ideológico a las antípodas de nuestro mundo.
  Pero la gran cuestión es, ¿y qué otra alternativa tenemos a la “real politik”?:

Opción A, Invasión: esto ya lo hizo EE.UU en Irak, provocando cientos de miles de muertes de personas inocentes y desestabilizando la región. Osea, desastre total.
Opción B, apoyar a grupos insurgentes que quieran derrocar al jeque: esta opción ya se ha probado por parte de la OTAN en Libia y Siria y, a la larga, se está demostrando que no fue una idea genial.
Opción C, bloqueo económico y aplicación de sanciones: es una estrategia que se lleva aplicando en Cuba, Irán o Corea del Norte con el fin de provocar el colapso de los regímenes autoritarios de dichos países, o por lo menos ponerlos contra las cuerdas para obligarlos a tomar posiciones más aperturistas. Pero lo cierto es que en realidad no ha dado grandes resultados.
  En definitiva, la “real politik” no es la mejor opción, es simplemente la menos mala de todas las que se han probado hasta ahora. Es cierto que con nuestros tratados comerciales y nuestras alianzas militares estamos respaldando un régimen dictatorial que aplasta a diario los derechos humanos. Pero también debemos ser conscientes de que en estos momentos en el mundo árabe sólo se puede elegir entre dos alternativas: dictaduras o islamismo radical. ¿Acaso conocéis un país musulmán donde exista otra cosa? ¿Acaso creéis que los rebeldes de Libia, Siria o Egipto querían una democracia al estilo occidental?.
  Y también es muy importante que dejemos de repetir como papagayos que Arabia Saudí es el principal soporte financiero de ISIS, pues esto no tiene base alguna. Es cierto que hay grandes fortunas saudíes que han donado dinero a ISIS, y también es cierto, como antes expuse, que los saudíes financian la propagación de la doctrina wahabita. Pero cualquier gran grupo terrorista se nutre de distintas fuentes para poder expandirse. Por ejemplo, ISIS vende petróleo, cobra impuestos, recolecta el diezmo, atesora los fondos robados al Banco de Mosul, vende droga y antigüedades...se busca la vida, en definitiva. Del mismo modo como los talibanes en Afganistán sobreviven gracias a la venta de opio (ingrediente base de la heroína) o Al Qaeda en el Magreb Islámico se financia con el contrabando, los secuestros o el tráfico de drogas.
  
Estos son los líderes del sector del armamento en España.

  Además, no seamos hipócritas. No me vengáis con el cuento de que es el capitalismo el creador de grupos terroristas, pues todo tipo de países, regímenes y doctrinas políticas han dado apoyo en un momento dado a grupos terroristas o paramilitares, han apuntalado con sus relaciones comerciales a dictaduras de toda calaña y han comprado y vendido armas a todo tipo de tiranos.
  Podríamos hablar de cómo Irán financia también a grupos terroristas, de cómo en Palestina el terrorismo y la política se dan la mano a diario con el beneplácito de toda la izquierda internacional, de cómo Venezuela lleva años apoyando debajo de la mesa a guerrillas que actúan en Colombia o a etarras huídos de la justicia española, de cómo en Sudamérica el comunismo a apoyado a todo tipo de grupos criminales y guerrillas paramilitares. O también de cómo a día de hoy, por poner un ejemplo, Ecuador tiene estrechas relaciones con China (el adalid del respeto a los derechos humanos, por los c*j*n*s). O también de cómo la URSS, durante la Guerra Fría, invadió y aplastó un montón de países de Asia central haciendo las mismas barbaridades y tropelías que EE.UU.
  Y por cierto, me resulta graciosa la reacción tan flowerpower que ha tenido la gente en Barcelona. Se nota que las personas que llevaban esas pancartas donde pedían que no se reaccionase con violencia (es decir, acciones militares como bombardeos) no forman parte del ejército kurdo o irakí, que se las tiene que ver a diario contra un enemigo como el ISIS. Que si logra acorralarlos, más les vale que se quiten la vida antes de que caigan prisioneros, pues lo más suave que les hacen es decapitarlos o quemarlos vivos.
  Los bombardeos son políticamente incorrectos, pero sin ellos hubiese resultado absolutamente imposible arrebatarle tanto terreno al DAESH como le llevan arrebatado. Hoy el ISIS es consciente que su “califato” tiene los días contados, y si esto es así es gracias al apoyo aéreo.

Radiografía de la industria armamentística española

  Hasta el sonado contrato de las corbetas de Navantia, la industria del armamento española había estado creciendo como la espuma pero sin hacer mucho ruido político. Quizás es por ello que la mayoría de los españoles desconocen cómo es este sector y qué importancia tiene para nuestra economía.
  Hablemos de cifras, en el año 2015 España ocupó el 7º lugar mundial como fabricante de armas, hoy día las más de 78 empresas de armas españolas llegan a facturar más de 10.700 millones de euros, dando trabajo a nada menos que 55.861 personas. Más del 80% de los productos que producimos se exporta, siendo Arabia Saudí uno de nuestros clientes favoritos.
  
Buque LHD "Juan Carlos I"
  ¿Cómo se ha llegado a alcanzar tal posición de liderazgo? Hay varias claves que lo explican, una de ellas es la fuerte apuesta que el Estado ha realizado, financiando costosos programas de equipamientos de material para nuestras Fuerzas Armadas. A ello hay que añadir la colaboración financiera de las grandes entidades de crédito españolas y el impulso del I+D+I que los gigantes del armamento han llevado a cabo en los últimos años.
  La valía de nuestros ingenieros está más que avalada por la abrumadora  capacidad exportadora que posee la industria armamentística española. Si no fuésemos buenos haciendo armamento no tendríamos tantos y tan buenos clientes. Esto es simple de entender.
  Y por cierto, una pequeña nota de interés. Sobre un 25% del material de guerra que exportamos ha sido fabricado en Cataluña. Este dato no lo busquéis en ninguna de las pancartas de la manifestación. Vale que seamos más o menos idealistas, pero por favor, no seamos ingenuos ni ignorantes.

¿Qué tipo de armamento fabrica España?
  De todo. Absolutamente de todo. Armas largas, pistolas, granadas, municiones, minas, cohetes, componentes electrónicos, radares, vehículos blindados, etc. Pero no es sólo la gran diversificación que tiene el sector una de sus fortalezas. Su mayor baza es la gran capacidad tecnológica que posee para ser capaz de desarrollar complejos programas de ingeniería naval, aeronáutica, mecánica y de telecomunicaciones. Esto es lo que nos hace un referente a nivel internacional. Veamos, pues, unos cuantos ejemplos para descubrir las joyas que somos capaces de fabricar.

Sector Naval:
  España fue en el siglo XVI la mayor potencia marítima del mundo, esto se debió a una cultura náutica grandiosa que nos permitió ser el imperio con una proyección oceánica más compleja y segura. Por fortuna no es algo que se haya disuelto con el pasar de los siglos, pues a día de hoy la construcción naval española es una de las mejores del mundo, con una capacidad impresionante para diseñar y construir buque de combate altamente sofisticados. Los mejores ejemplos son el LHD “Juan Carlos I”, las fragatas F-100 o el submarino S-80.
  Para que seáis conscientes del nivel de los astilleros de Navantia, sólo os diré que las fragatas F-100 están a la misma altura en capacidades que los destructores estadounidenses más avanzados. Es decir, no es que hagamos buenos buques de combate, es que somos capaces de hacer los mejores.
Fragata F-105 Cristóbal Colón
Aeronáutica:
  La industria aeronáutica española es la quinta de Europa en cifras de facturación y de empleo, con una elevada intensidad inversora. El año 2015 cerró con un volumen de negocio de 7.800 millones de euros42.127 personas empleadas y una inversión en I+D+I de un 11%. Más o menos sobre un 50% de esta industria corresponde a la aeronáutica militar.
  
Airbus A400M
  De nuevo tengo que reincidir en la idea de que la excelencia es lo que marca la aeronáutica militar española. Las pruebas son los programas en los que participamos. Nuestra ingeniería tiene músculo como para fabricar helicópteros como el NH-90 o nada menos que su majestad el Eurocopter Tigre, el mejor helicóptero de ataque que existe en Europa.
  En España también se fabrican componentes para el Eurofighter Thyphoon, un caza polivalente de élite con una capacidad de maniobrabilidad que lo convierte en el halcón peregrino del espacio aéreo OTAN. 
  
Helicóptero Tigre
  Aunque la máxima expresión de nuestra altura como ingenieros es el Airbus A400M Atlas. Este gigante es un avión de transporte militar de largo alcance que se fabrica en ADM Sevilla, y por su tecnología y capacidades está considerado como una de las joyas de la aeronáutica europea.

Vehículos blindados:
  El Ejército de Tierra ha impulsado en las últimas décadas una serie de modelos con unas grandes exigencias operativas. Hablo del Uro VAMTAC fabricado por Urovesa en Santiago en Compostela, o del actual programa Piraña 5 8X8.
VAMTAC
¿Por qué es importante para España la industria del armamento?
  Pues porque es imprescindible, altamente productiva y aporta un valor añadido valiosísimo para la industria nacional. Pero sobre todo porque es uno de los oasis más ricos que existen en el débil sector de la industria en España, y además hemos sabido aprovecharlo y posicionarnos como grandes profesionales a nivel mundial.
  Digo que es imprescindible, porque cualquier país avanzado que pretenda ser estable y garantizar las libertades debe contar con una Fuerzas Armadas bien equipadas, y lo ideal, como es de lógica, es que los distintos contratos recaigan en empresas nacionales, ayudando a la creación de puestos de trabajo y consolidando la industria.
  

  Pero además hay una clave que es la más importante de todas: el valor añadido. ¿Qué es eso del valor añadido y qué papel juega en la economía de un país? Pues se trata de la capacidad que posee la industria del armamento de generar sinergias que hagan más competitivas a las empresas del sector industrial español.
  Los grandes proyectos como el Airbus A400M o las fragatas F-100 actúan como locomotoras que arrastran a otras empresas que fabrican para ellos. Pero no sólo se trata de dar puestos de trabajo, sino de dotar a esas empresas de unas capacidades que las hagan más fuertes para competir y de ese modo crecer y exportar.
  Es decir, el armamento ayuda a crear puestos de trabajo de calidad, a que nuestras empresas crezcan de forma escalable y a que el “know how” propicie nuevos programas de ingeniería que multipliquen y consoliden las fortalezas de la industria española.

¿Podemos sentirnos orgullosos de nuestra industria armamentística?
  Por supuesto que sí. Muchos países avanzados y modernos también destacan en la fabricación de armamento, y los que no lo hacen es porque no poseen la experiencia para ello, no porque no quisieran. Ningún país es tan imbécil de comprarle al vecino algo que puede fabricarlo él mismo e incluso ser él el que lo venda a otros países. Esto está más claro que el agua.
  El problema que tenemos en este país es que somos muy malos vendiendo aquello en lo que somos buenos. El tema del márketing y la creación de marca parece que es un handicap que en general padecen las empresas españolas, y el mundo del armamento no se libra de esto.
  Algunos habréis visto el programa americano de “Mega construcciones”, en el que nos muestran de forma muy divulgativa y espectacular cómo es el proceso de construcción de grandes obras de ingeniería. Pues digamos que a la industria del armamento española le falta algo así.
  Debemos ser conscientes que fabricar una fragata, un caza o un submarino, son auténticos desafíos de altísima autoexigencia que conlleva años y años de desarrollo y estudio. Son muchísimas las horas de esfuerzo, mucho el talento que hay detrás, enorme el esfuerzo empleado, como para que vengan cuatro a desacreditar y vilipendiar a nuestra ingeniería.
  
Eurofighters
  Siempre nos estamos quejando que hacen falta empresas en España que aspiren a la excelencia, que debemos ser mucho más serios, eficientes y honestos, o que tenemos que innovar mucho más y ser lo más creativos posible. Todos escuchamos cuando salimos a la calle que hace falta gente en nuestro país que apueste por crear empleos de calidad y que monten empresas donde los españoles podamos desarrollar nuestro talento sin necesidad de irnos al extranjero. Pues eso es precisamente el sector del armamento. Una pista de Fórmula 1 para los buenos ingenieros y operarios. Una oportunidad para crear riqueza y hacer más grande a este país.

  En el exterior ya confían en nosotros y en nuestras empresas armamentísticas, ahora sólo hace falta que nos conozcamos mejor, nos desprendamos de prejuicios, ingenuidades e hipocresía, y empecemos a valorar y darle el lugar que se merece a los profesionales de la industria armamentística española.

Enlaces consultados:

https://www.youtube.com/watch?v=IB0o-fWZqYU


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